Manuel de León nació en la colonia española de Santa María de los Buenos Aires. De padre criptojudío y madre de sangre indígena, descubre el secreto de la inmortalidad.

El Concilio de los tres grandes imperios precolombinos de América le encomienda la tarea de recorrer el mundo −y el tiempo− investigando formas de organización social que permitan a los pueblos originarios americanos recobrar el control de sus tierras y el esplendor de sus culturas. Pero el inmortal no es un mero observador y se convierte en protagonista de la Revolución rusa, del París de las vanguardias artísticas, del sitio de Stalingrado, de la fundación del Estado de Israel, de rescates y matanzas, de aventuras e íntimas desventuras del hombre que no envejece.