A punto de cumplir ochenta años, Emilio
Aráoz intenta escribir una novela en una
semana porque cree que va a morir el martes
siguiente. Esa novela cuenta la historia de un
niño, Nahuel, que se ha puesto como meta
comer mil galletitas en un solo día.
Los dos esfuerzos que aparentan ser inútiles
–escribir una novela en una semana, comer
mil galletitas en un día– son, aun en medio
del dolor, una línea de fuga para Emilio y
para Nahuel.