Mi obsesión como editor es ser la compañía de los proyectos personales.
Proyectos nuevos, de los escritores noveles, porque estoy convencido de que acompañar es la función de un editor, como la del motor, algo así como una bomba de agua que ayuda a sacar lo que tenés adentro y dar la presión justa para que lo saque afuera.
Consejo. Sólo, como escritor no vas a avanzar mucho, acompañado vas a ir más rápido y más lejos. La escritura es solitaria, pero no el libro: escribir es un acto raro, sublime, lumínico, pero la construcción de un libro es colectiva, la construcción de un lector es colectiva: ningún libro exitoso estuvo solo ni se hizo solo. No hay libro que no necesite compañía.
El editor es parte de esa compañía.
Una de las preguntas que más me hacen es:
Terminé mi libro, ¿cómo hago para publicarlo?
Tengo una idea y quiero escribir, me gustaría publicar, quisiera ver mi libro hecho.
Y ahí aparecemos los editores, la editorial. Nosotros los editores transformamos brisas en huracanes. Y eso pienso cuando estoy frente a un proyecto o idea de libro. Como editor salgo a buscar todo el tiempo ese libro nuevo para publicar, para crear, para hacer, un libro que todavía no existe pero que se insinúa, un texto que comienza y que promete, que ansía pasar de la cabeza del autor a la palabra, y de ahí al objeto, al libro, a la existencia.
Me obsesiona pensar en la cantidad de textos que nunca van a llegar a ser libros. Los miles de escritores que están escribiendo sus obras, devanándose los sesos página tras página sin saber si ese texto va a llegar a algún lado, sin garantías, con una alta probabilidad de que su esfuerzo no se convierta en un deseo. Me obsesionan todos esos libros potenciales que nunca van a llegar a ser y lo que hago, lo que quiero hacer cada día es impedir que un libro que puede ser no sea, ser parte de la invención de un libro más.
Todo el tiempo me golpea una leve brisa de libro por nacer, la siento, me toca, evalúo, miro, observo, y siempre me pregunto…esta brisa ¿será un huracán?
Un día me choque con una de esas brisas. Era un sábado, 23 hrs, estaba cerrando el stand de libros en la Feria del Libro de Buenos Aires. En el fondo del stand un hombre con muchos libros en sus manos, tratando de decidirse que más comprar ¡Pilas de libros estaba comprando: más de diez! Comenzamos a conversar, él me dijo: yo quiero escribir y que mi libro esté en una feria como esta. Esa fue la primera brisa, la del deseo profundo de lograr lo que uno quiere. El deseo de estar ahí, entre miles de libros al alcance de las manos de los lectores. Comenzamos un camino juntos, escritor, editor, con un objetivo, una meta muy clara y un sueño. Yo quiero estar acá, con mis libros. El deseo fue fuerte, el objetivo visible y claro.
A ponerse a trabajar.
¿Por dónde empezar?
Todos los libros pueden convertirse en un huracán de lectura si primero seguís este consejo.
Deseo y Perseverancia.
Las únicas cualidades que te van a llevar hasta donde querés ir, las únicas de las que no podes prescindir si querés mejorar en un oficio o conseguir un objetivo. Y, por eso mismo, lo imprescindible es el deseo profundo y la perseverancia en que se cumpla.
LA PERSEVERANCIA ES LA MADRE DE TODAS LAS VIRTUDES.
Si perseveramos escribiendo, leyendo e intentando mejorar, es cuestión de mantenerte cerca de tu pasión, de agregar cada día un grano de arena.
Es irremediable, vas a llegar.
Comienza siendo una brisa, una brisa que acaricia, no llega muy lejos la brisa, llega solo a tu círculo más íntimo y desde ahí ir tomando pasos para que de esa brisa tu libro se convierta en un huracán de lectura. Buscá un editor, alguien con experiencia en el libro a quien consultarle todo, dejate enseñar, dejate guiar. Publicar un libro no es solo escribir. Publicar es otra cosa. Escribir es una parte. La industria del libro es vasta y complejo, y la escritura de un libro es, si bien sustancial, solo una parte que necesita de las otras partes para llegar a alguna parte.
En este artículo te dejo tres consejos prácticos. Deseo, perserverancia y buscar un mentor, un editor, que acompañe tu sueño. El talento es algo bastante corriente. No escasea la inteligencia, sino la constancia, como dice Doris Lessing
Eso es lo que me sucede como editor. Busco brisas y huracanes, los dos tienen sus procesos. En todos estos años son muchísimos los libros que nacieron de una idea y luego terminaron siendo un huracán de ventas. El proceso es largo, pero la perseverancia y el dejarse enseñar por quien sabe más por experiencia es fundamental. Y con esto no quiero decir que un editor “sepa más” que un escritor: lo que digo es que sabe otra cosa, tiene conocimientos indispensables para la salud del libro. Un editor ve la parte de atrás, los entretelones del libro, los rincones de la industria y los secretos del mercado.
Deseo.
Perseverancia.
Mentor.
Termino diciéndote que aquel escritor que conocí ese sábado a las 23 hrs en esa feria del libro hoy es traducido en muchísimos países, no sólo logró estar en la Feria del Libro de Buenos Aires, está en todas las del mundo, con más de un millón de libros vendidos. Su nombre es Bernardo Stamateas.
Una brisa que se convirtió en un huracán de lecturas.
Hasta la próxima.