21 preguntas para el siglo 21
1. Si pudieses decirle una cosa a Borges, ¿qué le dirías?
Le preguntaría tal vez si es cierto que fue su madre quien tradujo a Kafka y no él.
2. ¿Quién es para vos el número 2 de literatura argentina?
Cualquiera que sea el número 2 (no tengo idea de quién podría ser), a mi modo de ver está muy lejos del 1. En todo caso, creo que el número 2, el 3, el 4… son intercambiables. Si Juan Carlos Onetti Borges hubiera nacido de este lado del charco, la cosa sería diferente. No me resulta fácil hacer una jerarquía tan detallada, como esas que hacía Bolaño: este es el mejor, le sigue este otro que es casi excelente, y después este que está un escalón más abajo, y así. A Bolaño le tirabas veinte nombres y te los ordenaba uno por uno según sus méritos literarios.
3. Es la noche en que Romeo y Julieta planean escaparse juntos, ¿qué les dirías?
Que sigan adelante. Todo el mundo tiene que cumplir con su destino, y más si ese destino es literario.
4. Te nombran presidente de los escritores del mundo, ¿cuál es tu primera medida?
Las presentaciones de libros no se podrán extender por más de 45 minutos (45 minutos es, además de un tiempo de un partido de fútbol, lo que dura un capítulo de una serie de Netflix promedio; es decir, nuestro lapso de atención)
5. ¿Cuál pensás que es el rol del escritor en ésta época? ¿hay una misión, cumple una función? ¿cómo es tu caso?
Podemos pensar que un escritor es como un carpintero, un vendedor de zapatos o un relojero. Tomemos los relojeros. Seguramente habrá relojeros que creen que su misión es arreglar lo mejor posible los relojes para que den bien la hora. Otros que creen que deben arreglarnos para que tiren un tiempo, la cuestión es cobrar bien. Y otros que creen que su trabajo es esencial para que el universo siga funcionando, ya que si se detiene un reloj que ellos arreglan, se detiene la cuenta del tiempo. Claro que eso no quiere decir que el universo esté de acuerdo con esa percepción.
Yo trabajo mucho antes de cerrar un reloj, trato de que el mecanismo funcione y que dé la hora correcta. No la hora que a mí se me antoje sino la hora posta. Y si cada tanto enciende una alarma en un lector, mucho mejor.
6. Si no fueses escritor, ¿de qué otro modo fracasarías?
Me hubiera gustado fracasar como fotógrafo. Habría tomado las fotos más olvidables de muchos momentos ya olvidados.
7. Recomendanos un libro, una película, una canción, una bebida.
Un libro: El mar, de John Banville. Una película: El caballo de Turín, de Bela Tarr. Una canción: Brindis por Pierrot, de Jaime Roos. Una bebida: café turco, café con licor, café con leche, café con whisky o simplemente café.
8. Si pudieses elegir un superpoder, ¿cuál sería y qué harías con él?
Mi superpoder consistiría en emitir ondas que al alcanzar a una persona la haría dudar de todo aquello de lo que está convencida. Me refiero a todo lo que sea opinable, no de su nombre y de su año de nacimiento, aunque quién sabe. No descreer. Simplemente dudar, permitirse la duda. Pero no sé, ya me estoy arrepintiendo, es un poder muy pedorro.
Me quedé pensando en la pregunta 2. En la dificultad de establecer un número 2 de la literatura argentina. Tal vez tiene que ver con nuestra idiosincrasia, tal vez no nos gustan mucho las jerarquías. A Borges lo vemos como a un extranjero, un inglesito que se defendía bastante bien escribiendo en español. No me acuerdo quién era que afirmaba que Borges había escrito sus obras primero en inglés y que después las había traducido al español.
9. ¿Recordás tu primera fascinación por la literatura? ¿Cuándo empezó tu necesidad o tu deseo de escribir? Queremos tu historia de origen.
Mi primera fascinación como adulto, o más bien como adolescente, es posible que haya sido Así habló Zaratustra. O sea que fue medio lateral la cosa, porque si bien es cierto que es una obra literaria, no pertenece de lleno a la literatura en sí.
Y a lo mejor en mi infancia pasó algo parecido. Libros que no eran puramente de ficción, como El profeta, de Khalil Gibran, por ejemplo, que leí a los ocho o nueve años. A esa edad más o menos contraje la enfermedad. Empecé a garabatear poesías y a jugar mal al fútbol (antes de esa edad había sido una verdadera promesa, o eso me decía al menos mi viejo). Nada me salía bien: estaba condenado.
10. Si tuvieses que elegir uno, ¿cuál sería tu apocalipsis favorito?
Un orgasmo masivo producido telepáticamente por seres extraterrestres. Un orgasmo exterminador.
11. Estás muerto, pero te es permitido volver espectralmente a algún punto de tu vida y decirle algo a alguien: ¿a qué momento volvés y qué dirías a quién?
Ay, no sé, no sé. ¡Qué tormento verme a mí y encima convertido en espectro!
Esto me hizo acordar a esa película de David Lowery (nombro al director de puro snob, porque en realidad no tiene una carrera como director), A Ghost Story, en la que un fantasma de lo más triste y tierno se queda en su casa viendo las vidas de quienes a lo largo de los años viven ahí. La película y el fantasma en sí no tienen nada de aterrador, es una historia muy original que va por otro lado completamente diferente, y sin embargo hay un momento en el que el protagonista, el fantasma, hace un ruido al volver al pasado, un ruido que escucha su pareja y su yo aún vivo y que podría interpretarse como una advertencia de una tragedia inminente que él sabe que ocurrirá. Esa idea, la idea de que un ruido que escuchamos por la noche pueda deberse no a un fantasma ajeno a nuestra vidas, un alma condenada que busca venganza ni nada de eso, sino a un yo futuro que quiere advertirnos algo, eso sí me resulta aterrador. Pero por supuesto, no tiene nada que ver con la pregunta.
12. ¿Por qué escribís? ¿Para qué? ¿Para quién?
Tal vez escribo porque es la única cosa en la que, aun fracasando, se puede disfrutar mientras se hace. Disfruto de escribir, aunque también lo sufro. (Lo que viene después, la publicación y todo eso, lo disfruto un poco menos y lo sufro mucho más.) De hecho, los escritores miramos a aquellos que tienen éxito con cierto descrédito: “Mirá ese, pobre, escribió un bestseller, la crítica lo aclama, le fue bien. Qué desgracia. Para triunfar dedicate a los negocios”.
13. ¿Qué es un fantasma para vos? Si fueses a devenir en un monstruo, ¿cuál y por qué?
Lo voy a tomar bien literal. Un fantasma es algo en lo que desde chico me propuse no creer para evitar asustarme. Tengo un escepticismo acérrimo por todo fenómeno paranormal que roza lo infantil. No lo veo, no lo creo, lero lero.
14. ¿Cómo te ves en diez años? y, si pudieras viajar diez años al pasado, y decirte una cosa a vos mismo, ¿qué te dirías?
En diez años me veo igual que hoy, así como hace diez años me imaginaba a esta edad igual que entonces. Después veo fotos viejos y ahí me cae la ficha. Pero independientemente de cómo me vea, seguro que voy a ser aún más testarudo, recordaré mi pasado con mayor aberración y odiaré con más fervor el universo.
Si pudiera viajar diez años al pasado me diría muchas cosas, demasiadas. Me atormentaría casi tanto como lo hace todo el tiempo la voz de mi conciencia. Por dar un ejemplo dentro de lo literario, me diría: “Un buen título, al menos un buen título para un libro andá pensando. No puede ser que no se te ocurra ni uno bueno”. Y también: “¡Ojo con la cubierta de los libros, pibe, no lo dejes en manos de terceros, no subestimes las tapas!”
15. ¿Cuáles son tus escritores favoritos? ¿Cuáles son tus poetas?
Onetti, Rulfo, Faulkner, Chejov, Mansfield, Nabokov, Foster Wallace, Duras, Salinger, Pynchon, Junot Díaz… Y poetas, Sylvia Plath, Anne Sexton, Sharon Olds, Mahmud Darwish, Wislawa Szymborska, Philip Larkin, Nicolás Guillen, Cesar Vallejo… Y en ambas listas, las traducciones de las obras de Borges al español.
16. ¿Qué es la mentira para vos? ¿Es posible no ejercerla? ¿Es humana o es culpa del lenguaje? ¿Existe la mentira estética? ¿Toda mentira es vil?
Es tema para un libro. Tengo demasiado para decir sobre la mentira. (O no tengo nada para decir y esa me pareció la salida más decorosa).
17. Estás agonizando y la única persona que está cerca es tu editor: con tu último aliento, qué es lo último que le dirías. (puede ser un reproche)
No te preocupes, no hay apuro para cobrar las regalías. Tal vez en otra vida. Disculpame si te jodí mucho con eso. Por dos pesos con cincuenta qué sentido tiene. ¿Vos también escuchás esa musiquita melodramática de fondo?
18. Si a punta de pistola tuvieses que narrar tu historia sentimental, en tercera persona y en dos líneas, ¿qué dirías?
El problema no fue cuánto ni a quién amó, sino una cuestión de proporciones. Y también de desproporciones.
19. Forma y contenido. ¿qué te es más arduo? ¿qué te interesa más y por qué?
La forma me interesa cada vez menos, tanto en lo que leo como en lo que escribo. Lo que no quiere decir que me dé lo mismo leer a Sebald que una desiderata. La forma siempre va a estar, porque representa, como mínimo, la manera de respirar del autor. Entonces, no solo es importante: es fundamental. El autor tiene que saber respirar. Y si no sabe, tiene que aprender. Irse al Himalaya y hacer meditación. Pero cada vez me interesa más la forma en función del contenido. Creo que en general los escritores se preocupan por la forma en la juventud. Por eso Tolstoi escribió La muerte de Iván Ilich en la vejez y Walsh escribió Operación Masacre en la madurez, por dar dos ejemplos. Ambos escribieron grandes obras antes, incluso mejores, pero hacia su madurez se desprendieron de la preocupación formal. No de lo formal en sí, porque como dije, lo formal siempre está, pero sí de la preocupación.
20 ¿Le encontraste algún sentido a las cosas? ¿Sabés por qué te levantás cada mañana? Contanos, ¿cómo hacés y por qué?
No, ningún sentido. Un tiempo le busqué sentido a las cosas y fui patético, ahora hace ya tiempo que llevo mi patetismo de acá para allá sin buscar ningún sentido. Me empecé a llevar bien con el absurdo, dentro de lo posible. Cada tanto me golpea, me cuesta aceptar tanto absurdo, pero se lleva.
21. ¿Recordás la última vez que viste o sentiste algo por primera vez?
Ayer tomé por primera vez gazpacho hecho por mí. Sabía diferente a cualquier gazpacho que haya tomado. Quizás un andaluz me diría que eso se debió a que no era un verdadero gazpacho.
Dejanos una canción que ames para que los lectores lean tus respuestas escuchándola.
“Perfect day” de Lou Reed.
Ariel Urquiza, Nacido en Tres Arroyos, Argentina, en 1972. Escritor, traductor de inglés y periodista. Es autor del libro de cuentos No hay risas en el cielo (2016, Ediciones Corregidor), ganador del Premio Casa de las Américas, y de la novela Ya pueden encender las luces (2019, Corregidor), finalista del III Premio Eugenio Cambaceres organizado por la Biblioteca Nacional de Argentina.