Cuestionario HDS 3 // Edgardo Scott

Scott

1. Si pudieses decirle una cosa a Borges, ¿qué le dirías?

Hacé análisis, Georgie, te puedo pasar un par de teléfonos. En una de esas escribís una novela y te quedás con Norah Lange.

2. ¿Quién es para vos el número 2 de la literatura argentina?

Bueno, yo hice esa pregunta para impugnar el 1, para impugnar a Borges, pero también para impugnar ese consenso que es la naturalización de una jerarquía de poder, de una manera de armar la literatura como si fuera una pirámide o un rascacielo y entonces Borges fuera el piso más alto, con el restaurant caro, la pileta y el mirador. Porque no vamos a creer que Borges es “el que escribe mejor”, ¿qué significa eso? ¿Qué significaría eso? ¿Mejor que Di Benedetto en Zama o El silenciero, mejor que Felisberto en “La casa inundada”? ¿Mejor que Silvina en Las invitadas o Autobiografía de Irene? ¿Mejor que Onetti? Es una pavada. Yo creo que el modelo jerárquico de la literatura –y en eso, vos fijate, soy borgeano– es la biblioteca, la biblioteca de cada lector. Y ahí, como dice Gusmán, es un poco la valija de Frankenstein. O el banquete, la orgía, todos con todos y todos contra todos. Es un consuelo, cuando la anarquía es tan difícil de llevar a la práctica en la política que haya un modelo anárquico en la literatura. Mejor es una categoría de poder, no es aplicable a la estética, al arte. ¿Más importante? ¿En qué sentido? Pero como también me gusta contestar lo que el entrevistador quiere que le responda, digo: el número 2, el par simbólico, no el segundo, el par de Borges en el siglo XX que todavía nos influye es Roberto Arlt. Y hoy Arlt es más importante, más influyente que Borges, al menos en la literatura que a mí me interesa. Lo que más necesita Borges es que se lo lea críticamente no que se lo celebre.

3. Es la noche en que Romeo y Julieta planean escaparse juntos, ¿qué les dirías?

Chicos, denle para adelante, yo me ocupo de los parientes.

4. Te nombran presidente de los escritores del mundo, ¿cuál es tu primera medida?

Renunciar.

5. ¿Cuál pensás que es el rol del escritor en ésta época? ¿hay una misión, cumple una función? ¿cómo es tu caso?

Mi caso es grave, ja. No creo que sea tan, tan diferente ni distinto de lo que fue siempre. Yo creo que los escritores alternamos entre el “siempre tiene algo para decir” y “siempre tiene que decir algo”. Y en esa alternancia somos lúcidos y patéticos. Pero en verdad los escritores deberíamos tener algún tipo de experiencia, o al menos de ejercicio, con el lenguaje y la imaginación, con las representaciones. Hace poco, con la polémica del concurso del FNA, alguien decía “los géneros de la imaginación”, y yo me reía. Entonces si yo veo un mendigo o una estudiante acá en el Quai de la gare o en la estación de Lomas, los veo al mediodía y sigo de largo, pero me quedo pensando e imaginando cómo seguirá su día, y escribo un relato con eso, ¿eso no es imaginación o es menos imaginación que alguien que escribe sobre un conflicto neurótico o político en el año 2076? Hay una gran confusión. Estaría bueno que los escritores honren y renueven y mejoren su tradición. Leer, imaginar, criticar, aportar representaciones, misterio y belleza a través de la palabra. Porque si los escritores se vuelven guionistas, agentes literarios o influencers, eso ya lo aporta mejor el cine y la televisión y la industria hace rato. La literatura es el reino de la palabra, no de la imagen ni del marketing cultural.

6. Si no fueses escritor, ¿de qué otro modo fracasarías?

Yo ya fracasé como jugador de fútbol y estrella de rock. Tampoco erotizarse con el fracaso,
¿no? Jaja. Como decía Walsh, siempre estoy disponible para la experiencia, para la aventura.
¿Un cuadro anarquista, grafitero, hacer música para cuando vuelvan las películas mudas, laburar en una crêperie? No descarto nada. Pero cuando sea viejo, si llego, me gustaría tocar lo mejor que pueda el bandoneón.

7. Recomendanos un libro, una película, una canción, una bebida.
Un libro: Dublineses.
Una canción: Mastermind, de Divine Comedy (fue mi canción de esta semana)
Una bebida: whisky Monkey Shoulder (fue el último whisky de batalla, cotidiano, que probé)

8. Si pudieses elegir un superpoder, ¿cuál sería y qué harías con él?
La teletransportación, claro. Y ahora más que nunca.

9. ¿Recordás tu primera fascinación por la literatura? ¿Cuándo empezó tu necesidad o tu deseo de escribir? Queremos tu historia de origen.
Es doble. El comienzo de Marco Polo y la imagen de Queequeg entrando con las cabezas,
tarde, a dormir con Ismael en Moby Dick. Son dos cosas que leí alrededor de los 9/10 años.
Marco Polo en la biblioteca Robin Hood, Moby Dick, en la Biblioteca Billiken. En la adolescencia yo tocaba el piano y cantaba y empecé a componer canciones y a escribir las letras, compuse como 500 canciones, ¡qué necesidad, un pichón de Lito Nebbia! Cuando ya a los veintipico conocí a Abelardo Castillo escribía cuentos. Después, Alejandría, etc. Creo que con mi generación todos nos hicimos en las lecturas, en los ciclos de lecturas. Nuestro bar La paz, nuestra calle Corrientes, nuestra “redacción” fueron las lecturas.


10. Si tuvieses que elegir uno, ¿cuál sería tu apocalipsis favorito?

¡Apocalypse Now! “Ningún invierno llega, si mantenemos vivo el deseo”, canta Massacre, ¿no?

11. Estás muerto, pero te es permitido volver espectralmente a algún punto de tu vida y decirle algo a alguien: ¿a qué momento volvés y qué dirías a quién?
Vuelvo a algún bar sucio y oscuro donde esté acodado mi viejo y le digo: “a mí pedime un Cynar, ya vengo”

12. ¿Por qué escribís? ¿Para qué? ¿Para quién?
Eso va cambiando. Hoy escribo bastante para los que son más chicos que yo. Escribo para, bah, mentira, no escribo para nadie, pero me interesa ese pibe de 25/30 años que está leyendo y escribiendo, empezando la película, ese pibe que no solo tienen curiosidad por la literatura sino por el campo, por su industria, por su política.

13. ¿Qué es un fantasma para vos? Si fueses a devenir en un monstruo, ¿cuál y por qué?
Bueno, yo soy psicoanalista y de formación lacaniana… Respecto del monstruo, me gusta lo que decía Laiseca, una especie de un solo individuo, un solo ejemplar. Últimamente pienso que la vida puede ser monstruosa y volverte monstruoso, eso mete miedo, así que un monstruo no, devenir algo demasiado humano, en todo caso.

14. ¿Cómo te ves en diez años? y, si pudieras viajar diez años al pasado, y decirte una cosa a vos mismo, ¿qué te dirías?Uff, ¿justo diez? Por lo pronto en diez años debería haber publicado dos o tres libros que quizá sean las cosas más grosas que vaya a escribir. Quiero decir, son cosas que ya vienen de varios años, y supongo que en estos diez años las voy a terminar y publicar. Si no, van a ser buenos y largos fragmentos póstumos. ¿Y diez para atrás? Me soplaría algunas cosas (onda Volver al futuro) pero que no tienen que ver con la literatura. Ya sé: ¡Comprá dólares, gil! me diría.

15. ¿Cuáles son tus escritores favoritos? ¿Cuáles son tus poetas?

Descubro o confirmo al menos uno por semana, pero a esta altura tengo un panteón de backup: Sebald, Carlos Correas, Gustavo Ferreyra, Irene Gruss, Luis Gusmán, Katherine-Anne Porter, Claudio Magris, Piglia, Anne Carson, Elizabeth Bishop, Iain Sinclair, Luis Chitarroni, Juana Bignozzi, James Joyce, Pound, Auden, todos estos y alguno más están siempre volviendo, siempre a mano.

16. ¿Qué es la mentira para vos? ¿Es posible no ejercerla? ¿Es humana o es culpa del lenguaje? ¿Existe la mentira estética? ¿Toda mentira es vil?
La mentira es un montón de cosas respecto de la verdad. No, supongo que no es posible no ejercerla, y after forty, esa gente que dice, “yo no sé mentir” o “lo único que no admito es la mentira”, bueno, “aprendé”, me dan ganas de decirles; todo eso me suena un poco apurado, impulsivo, buenas intenciones… La mentira y la verdad no son el problema, el problema es el perdón. Y no, no hay nada humano por fuera del lenguaje.

17. Estás agonizando y la única persona que está cerca es tu editor: con tu último aliento, qué es lo último que le dirías. (puede ser un reproche)
Fijate bien porque cambié tres compus en los últimos dos años y dos teléfonos.

18. Si a punta de pistola tuvieses que narrar tu historia sentimental, en tercera persona y en dos líneas, ¿qué dirías?
¡Bang! (se escucha)

19. Forma y contenido. ¿qué te es más arduo? ¿qué te interesa más y por qué?
Tal vez porque lo primero que escribí fueron canciones, que ya venían con la música (o la música con alguna frase, alguna estrofa), siempre contenido y forma me vienen juntos; con algún grado de diferencia, pero en general cuando se me ocurre un tema o una idea, esa idea ya tiene una forma inicial.

20. ¿Le encontraste algún sentido a las cosas? ¿Sabés por qué te levantás cada mañana? Contanos, ¿cómo hacés y por qué?

Lo encuentro, lo pierdo, lo vuelvo a encontrar, está bien así, es así. En los últimos años, un niño es mi reloj biológico y cronológico.

21. ¿Recordás la última vez que viste o sentiste algo por primera vez? Dejanos una canción que ames para que los lectores lean tus respuestas escuchándola.

Hoy, ahora. Ahí está la torre torcida en construcción al borde del Sena y el périphérique compitiendo con los incineradores de basura, con sus chorros de humo blanco todo el día, todos los días, la noche de verano, con esa pericia para que refresque el calor del día. Todo eso sucede acá en la ventana, casi a la una de la mañana, como el paisaje exacto para esta respuesta, para este final.

(Este año se lo voy a deber a Divine Comedy, así que si quieren escuchen estas respuestas con el disquito Foreverland; ojo, empiecen por el tema 2, es la clave)

Edgardo Scott nació en Lanús, pcia. de Buenos Aires, en 1978. Fue fundador e integrante del Grupo Alejandría, grupo que hacia 2005 inició en Buenos Aires el movimiento de lecturas y ciclos literarios en narrativa. Publicó la nouvelle No basta que mires, no basta que creas (2008), el libro de cuentos Los refugios (2010), y las novelas El exceso (2012) y Luto (2017). Es editor de Clubcinco editores, traductor y colabora con artículos críticos en La Nación, Infobae, Revista Ñ, Otra parte y Quimera, de España. Vive en Francia.

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