Camino dormida porque soy la sonámbula que sabe decir mejor cuando no piensa. Una pierna, otra pierna, una pierna otra vez, otra pierna otra vez, quiero decir me estoy yendo de la fractura y ahí quedó un hueco que no raspes, mejor no raspes, no sigas refregando el hueso que ya está limado, ya está finito de lo pulido. Hay tristeza adelante y atrás y acá, donde están mis piernas, una pierna, otra pierna, hay un idioma que está hecho de ecos y de todo lo que todavía no escuché. Forgive me, më fal, 용서 해줘, ignosce me.
Perdoname.
Puse velas entre Urano y Plutón y un ojo de tigre en la séptima casa por la que pasé y tragué telgopor en vez de cubrirme el cuerpo porque hago las cosas al revés. Torcidas las hago, como ponerme las zapatillas y llevar las medias adentro de la mochila. No sé qué brazos nos protegen. Yo estoy hecha de los pedazos de la carne que quedó después de alguna explosión. Así que no juzgues si balbuceo y gateo y pido teta y me llevo a la boca la tierra, el lodo donde se bañan los chanchos, donde se comunican. Se incendia parte del cielo porque sabía todas las palabras pero no supe dar buenas respuestas. A veces sueño que tengo la cara de una flor que no es delicada, en la que hay que meter dedos y revolver para sacar verdad. Me perdoe, סלח לי, murua toku, pardonne-moi.
Perdoname.
La mitad del aguijón quedó adentro y quema. El mundo es un montón de ojos que no pueden ver lo mismo. Despego los labios con fuerza, abro la boca, la lengua se mueve, digo sangre, sangre digo. Se escucha gloria. El mundo es un montón de ojos que no pueden ver lo mismo. Por la avenida Magnolia suben y bajan personas. En este punto donde tengo mis piernas caen cosas del cielo. Leje zabami. Algunas se destrozan contra el piso, otras caen intactas, sobreviven al golpe atrapadas en bloques de hielo. Me gusta creer que la suerte adversa, hostil y todo, sigue siendo suerte.
Alejandra Santoro es Licenciada en Ciencias de la Comunicación (UBA). Trabajó como periodista freelance en diversas revistas literarias y culturales y como periodista fija y coordinadora de producción de la revista cultural El Gran Otro. Su sueño era ser examinadora de toboganes de agua, pero se dedicó a la escritura.